Piedras Sagradas de Extremadura
Las piedras sacras se muestran como una realidad histórica del territorio extremeño, elementos visibles de una religiosidad antigua, prerromana relacionada con el mundo céltico, que incluso perdura hoy día como legado cultural manteniéndose en el imaginario colectivo de múltiples pueblos de Extremadura.
Un legado compuesto de diversas tipología y formas que muestran la relación del hombre con la divinidad a través de la piedra, de ahí la sacralidad de ésta. Peñas numínicas donde habita el numen loci (genio del lugar) como sucede en la Cabeza del Moro en Berzocana (Comarca Villuercas-Ibores-Jara), lechos rupestres que permitían en la cosmovisión céltica conectar con la divinidad a través de los sueños como es el excelente ejemplo del Cancho del Moro en Ceclavín ((Valle del Alagón), huellas míticas destacando el Huerto del Cural en Acetunilla (Las Hurdes) que relaciona directamente con toda la rica tradición mitológica de esta comarca cacereña, o bien la Huella del Burro de la Virgen de la Virgen de la Oliva en Segura de Toro (Valle del Ambroz).
A ello se suman los diversos altares rupestres, con una rica tipología, realizados sobre bolos y canchos graníticos entre los que destacan el Cancho Torero de Ahigal (Trasierra-Tierras de Granadilla), Peña Carnicera en Mata de Alcántara (Tajo-Salor-Almonte), la Molineta en Trujillo (Miajadas-Trujillo), o el rico conjunto del entorno de Esparragalejo (Comarca de Lácara).
La peña oscilante de Montánchez (Comarca de Sierra de Montánchez-Tamuja) con la singularidad que ofrece su localización a casi 1.000 metros de altitud ofreciendo unos elementos paisajísticos de primer orden.
Las pareidolias, piedras naturales que por procesos erosivos evocan seres humanos o animales y que han tenido y siguen teniendo un carácter mágico tal es el caso de la Peña Vallenato de Navaconcejo (Valle del Jerte).
Las peñas propiciatorias como la Porra del Burro en Valencia de Alcántara (Sierra de San Pedro-Los Baldíos), donde se tiraban piedras para saber qué iba a ocurrir.
Piedras con cruces, resignificando la cristianización de unos lugares considerados paganos tal es el caso de la Peña de la ermita de la Virgen de la Cueva en Esparragosa de Lares (La Siberia).
Junto a ello menhires y peñas fálicas, auténticos ejemplos de megalitismo, como el menhir de las “tres lindes” en Fregenal de la Sierra (Sierra Suroeste), de la Pitera en Barcarrota (Comarca de Olivenza), de La Cardenchosa en Azuaga (Campiña Sur) o la enigmática Peña de la Pata del Buey en Alange (Sierra Grande-Tierra de Barros).
Y que finaliza con una amplia representación de resbaladeras, relacionadas en su origen con el culto a la fertilidad, y que han mantenido en tiempos más recientes un uso más lúdico, con especial mención a la peña resbaladera de Cilleros (Sierra de Gata), Medellín (Vegasl Altas del Guadiana), el Lanchar de Tejera de Tiétar (La Vera), las resbaladeras de Campanario (La Serena) y la peña “resbaliza” de Zafra (Zafra-Rio Bodión).