Las Piedras Sagradas o Sacra Saxa
En la Naturaleza hay pocos elementos que estimulen más el imaginario del hombre que las grandes piedras y peñas del paisaje, que siempre han llamado la atención por sus formas espectaculares, por lo que muchos pueblos del mundo han considerado a las peñas como objeto de culto y de ritos muy diversos, en ocasiones conservados en tradiciones folklóricas.
Hablamos de las Piedras Sagradas, Sacras o Sacra Saxa, dotadas a lo largo de la historia de un carácter mágico o sobrenatural por su identificación con mitos, ritos, leyendas, creencias y tradiciones populares vinculadas a ellas.
A estos monumentos, poco conocidos y escasamente valorados, se ha dedicado esta iniciativa, innovadora en varios aspectos. Lo primero que hay que resaltar es que las peñas sacras revelan una religión popular hasta ahora desconocida, que debía estar muy generalizada y que era la religión habitual, de la vida normal, como lo evidencian los miles de peñas sacras que debieron existir, de las que sólo se han podido documentar una escasa minoría y, en algunos casos, con dudas. Sin embargo, hasta ahora apenas exista información por no haberse prestado atención a este campo de estudios de las culturas prehistóricas.
Estas peñas sacras o sagradas contribuyen a adentrarnos y conocer las creencias y los ritos de origen prehistórico, pero también el carácter “mágico” o sobrenatural que tenía el paisaje en el imaginario y en la cosmovisión de los pueblos prerromanos de la antigua Extremadura.
Las Peñas Sacras proceden de una tradición animista cuyo origen se hunde en tiempos ancestrales, y que las culturas posteriores han ido asumiendo y adaptando y como siglos después se cristianizaron. Y ha sido la cristianización de estas tradiciones la que ha permitido su conservación, generalmente tras pasar la advocación a la Virgen o tras grabar una cruz en la peña para alejar a los numina o divinidades paganas que habitaban en ellas.
Además, son testimonios de un “paisaje sacro” de carácter “mágico”. El “paisaje sagrado” es un concepto cultural que nos muestra el modo de entender, cómo “veía”, el hombre de la antigüedad la naturaleza que le rodeaba como algo sobrenatural, antes de alcanzar un conocimiento más racional y científico.
Las Piedras Sagradas deben considerarse como un nuevo tipo de monumento arqueológico, ya que no son sólo una manifestación más de nuestro folklore. Por ello, deben ser estudiadas y valoradas como verdaderos monumentos prehistóricos que informan sobre aspectos antes desconocidos de las costumbres, la religión y la cosmología de las sociedades prerromanas.
Su localización, inventario y protección debe ser un objetivo prioritario, ya que en la actualidad corren muy serio peligro de desaparecer.
De estas peñas sacras, menos del 5% conservan el rito que les daba su carácter “sacro” y más del 50% han sido total o parcialmente destruidas o están en grave riesgo de desaparecer. De estas últimas, casi dos terceras partes, más del 60%, pueden considerarse como fósiles, pues han perdido el ritual y varias de ellas, un 7% aproximadamente, han sido alteradas o dañadas, casi un 15%, han sido destruidas y otro 9% ya no fue posible localizadas, pues se había olvidado su paradero o, probablemente, también habían desaparecido. En decir, un tercio de estos monumentos pueden considerarse destruidos y de los restantes, casi el 90% corren un peligro muy serio de destrucción.